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sábado, 21 de marzo de 2009

LABIOS ROUGE




Javier López Clemente optó, después de mucho pensarlo, por un maquillaje minimalista. El toque rouge de sus labios fue suficiente para la transformación.
Tomó un taxi para sentirse estrella. El Coso estaba abarrotado de parados ociosos que caminaban atacados por el síndrome peatonal del que no puede gastarse un puto duro. Imaginó la alfombra roja esquivando a tanto consumidor frustrado. Nadie le abrió la puerta y el segurata, al calorcito de los saldos electrónicos, le miró con desprecio.
Bajó las escaleras de caracol como la diva que su alma encerraba. El forum de la FNAC estaba a rebosar de mirones cabreados que abucheaban a cada una de las señoritas o señoras que subían al estrado, se escondían tras una tela y besaban en púdico secreto al feriante oculto que había urdido aquel experimento sociológico en nombre de las flechas de San Valentín. El único testigo del gesto morfológico del beso era una cámara doméstica de video cuya honorable finalidad era registrar, con frialdad de documental etnográfico, las reacciones de las féminas y del hombre objeto de culto.
Los labios rouge de Javier López Clemente guardaron su turno, sellaron de grana los atusados bigotes de Manuel Martínez Forega y regresaron majestuosos hasta el proscenio desde donde recibieron el abucheo de quienes sólo se atrevían a cacarear.




Autor : Javier López Clemente


Fotografía : Salmonnouse



5 comentarios:

ybris dijo...

Genial hacerse protagonista del relato para teñir de rojo los bigotes de Martínez Forega en una celebración de San Valentín en la FNAC.

Nada mejor que contar las cosas en primera persona.

Lo he disfrutado.

Gracias.

Javier López Clemente dijo...

Hola Fernando.
Gracias por dejarme este espacio.

Y Gracias Ybris por tu palabras.

Salu2 Córneos.

Anónimo dijo...

Genial, jajajaja...casi veo a nuestro Javier bajando esas escaleras "como la diva que su alma encierra".
Tremendo que es....

Sara Fedrika dijo...

Sólo un ser como tú, genial e irrepetible puede llevar a cabo una experiencia como esa.
Si hay algo que me gusta de tí es que te dejas llevar de la mano por la ilusión. Nunca dejaste de ser "niño". Me encanta el Javier López Clemente que vislumbro, generoso y con un talento arrollador.

Un placer haberte conocido.

Doberka dijo...

No me digas... que tu eras... ja, ja, ja.
Estupendo relato Javier.

Besos

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